sábado, 18 de agosto de 2007

Los Cuatro Estados Sublimes del Venerable Nyanaponyka

El Buda enseñó que hay cuatro Estados Sublimes de la mente: Amor y benevolencia, Compasión, Alegría altruista y Ecuanimidad. En pali se conocen como estados excelentes, elevados o sublimes de la mente; o bien como estados semejantes a dios o moradas divinas.
Se dice de ellos que son excelentes o sublimes porque son la forma de conducta correcta, la forma de conducta ideal hacia los seres vivos. De hecho, esas cuatro actitudes de la mente nos dan la respuesta a todas las situaciones que surgen del contacto social. Ellas son las grandes eliminadoras de tensiones, las grandes pacificadoras en los conflictos sociales, las grandes curadoras de las heridas que surgen en la batalla de la existencia. Derriban las barreras sociales, construyen comunidades armoniosas, despiertan la magnanimidad adormecida cuya existencia se había olvidado, reavivan la alegría y la esperanza que se habían abandonado tiempo atrás, fomentan la hermandad humana contra las fuerzas del egoísmo.
Son incompatibles con una mente que albergue algún rencor y esta es la razón por la cual se dice que se asemejan a Brahma, al que se concibe como el "sin odio", en beneficioso contraste con otras tantas concepciones de deidades, tanto en el este como en el oeste, sobre las que sus propios devotos dicen que muestran ira, furia, celos y "justa indignación".
Se dice que es igual a Brahma aquel que, con su conducta y su meditación, desarrolla constantemente estos cuatro Estados Sublimes, que si llegan a convertirse en la influencia dominante en su mente le harán renacer en mundos afines, en los reinos de Brahma, y por esa razón dichos estados de la mente se llaman "semejantes a dios", semejantes a Brahma.
Se llaman moradas porque son los lugares en los que la mente debe permanecer constantemente, en los que la mente se siente en casa. No deben ser simplemente parajes que se visitan rara vez, en los que se permanece poco tiempo y que se olvidan pronto. En otras palabra, nuestra mente debe impregnarse totalmente de ellos, tienen que convertirse en compañeros inseparables de nuestros días y hemos de ser conscientes de ellos en todas nuestras actividades ordinarias en tanto en cuanto estas tengan algo que ver con esas cuatro actitudes mentales, tal y como señala el Metta Sutta, el Canto del Amor:
Al estar en pie, al caminar, al sentarse o al echarse,
Cuando se sienta libre de fatiga,
Debe establecer bien esta atención.
Esto, se dice, es la Morada Divina.

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