domingo, 28 de marzo de 2010

Metta Sutta


Aquel que desea penetrar el Estado de Paz (Nibbana)
y persigue su propio bienestar
debería ser capaz, recto, muy recto, obediente,
apacible y sin vanidad.

Debería estar satisfecho, ser fácil de
mantener, tener pocas actividades y pocas
posesiones, controlado en sus sentidos,
prudente, sin desvergüenza y sin apego a familias.

No debería cometer la más mínima falta
que podría ser objeto de censura por parte de los
sabios. Que todos los seres estén felices y seguros.
Que estén felices en sus corazones.

Que todos los seres que existen, débiles o
fuertes, largos o grandes, medianos o bajos,
pequeños o gruesos, conocidos o desconocidos,
cercanos o lejanos, nacidos o por nacer, que todos los
seres sin excepción estén felices.

Que nadie engañe ni desprecie al otro
en ningún lugar; que no desee el sufrimiento
del otro con provocación o enemistad.

Así como una madre protege a propio hijo,

su único hijo, a costa de su propia vida,
de la misma forma uno debería cultivar un
corazón sin límites hacia todos los seres.

Que sus pensamientos de amor llenen todo

el mundo, arriba, abajo y a lo largo; sin diferencias,
sin malicia, sin odio.

Parado, caminando, sentado o acostado,

mientras despierto uno debería cultivar esta
meditación de amor. Ésta, ellos dicen, es la
mejor conducta en este mundo.

Sin caer en opiniones erróneas,
virtuoso y dotado de visión,
uno elimina el apego a los sentidos y
realmente no viene de nuevo al vientre.

Texto editado y traducido del pali por Bhikkhu Nandisena. Edición del Sexto Concilio Budista. Referencia canónica: Khuddaka
Nikaya, 10-12; Sutta Nipata, 300-1. Este material puede ser reproducido para uso personal, puede ser distribuido sólo en forma
gratuita. ©CMBT 1999. Revisión, 13 de marzo de 2000. Fondo Dhamma Dana.

Fragmento del Sutta de Meghiya


Pensamientos triviales, pensamientos sutiles, Sacudidas mentales que te siguen: Por no entender estos pensamientos, Corres de allá para acá con mente inquieta.

Pero conociendo esos pensamientos, El que está en atención consciente y entregado los restringe. Un iluminado ha abandonado completamente Esas sacudidas mentales que te siguen.

sábado, 27 de marzo de 2010

Autocontrol de la mente

A veces basta con detenerse un breve instante para que nuestros actos sean distintos...

Cito textualmente a Nyanaponika Mahathera:

La mayor parte del sufrimiento que el hombre crea en el mundo proviene no tanto de la maldad deliberada como de la ignorancia, desatención, irreflexión, precipitación y falta de autocontrol. Muchas veces, un sólo momento de atención o sabia reflexión habría prevenido una larga secuencia de sufrimiento o culpa. Al demorarse un instante antes de actuar, como se acostumbra en la Atención Pura, uno podrá aprovechar aquél decisivo, aunque breve momento, en el que la mente, no ha adoptado todavía un curso de acción bien definido o una actitud determinada, sino que está en estado de recibir instrucciones competentes. El momento siguiente puede ya cambiar completamente la situación, dando definitivamente supremacía a los impulsos viciados y a los falsos juicios internos, o bien a las influencias perniciosas del exterior. La Atención Pura ralentiza, e incluso detiene, la transición del pensamiento a la acción, proporcionándonos más tiempo para llegar a una decisión madura. Tal ralentización es de vital importancia en tanto las palabras y actos no provechosos, perjudiciales o dañinos broten con excesiva espontaneidad, es decir, mientras aparezcan como reacciones inmediatas a los acontecimientos o a los pensamientos, sin dar a los «frenos internos» de la sabiduría, el autocontrol y el sentido común, la oportunidad de actuar. La adquisición del hábito de «ralentizar» nos proporcionará un arma eficaz contra la precipitación de palabra y de obra. Aprendiendo a través de la Atención Pura a hacer una pausa, ralentizar y detenerse, la plasticidad y receptividad de la mente aumentarán considerablemente, porque las reacciones de naturaleza indeseable ya no ocurrirán automáticamente con la misma frecuencia que antes.

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